viernes, 20 de agosto de 2010

Me cruce con un creador de utopías


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Me cruce con un creador de utopías

Hombre normal, parecía, estaba a un costado del anden, sobre una de las columnas, leyendo un pequeño libro,  se llegaba a leer el titulo Un grito en la estepa y el escritor un desconocido, tal vez decía Varela, pues sus dedos tapaban parte del nombre.
Leía unos renglones, miraba hacia el techo de chapa color ladrillo, hacia un gesto con la frente y volvía a su lectura.
Por curiosidad, me apoye del otro lado de esa columna que estaba el, no me registro en ningún momento, estaba muy compenetrado en lo suyo.
Logre leer algo de ese libro, esta costumbre (mala por cierto) la incorpore a partir de la necesidad de descifrar ciertas gesticulaciones sociales, que realmente las detecto cuando no tengo nada que hacer…
Johan: Soy consciente de eso. Y en todo caso, no me gusta el. Habla muy alto y tiene 
           mal aliento.
Hans: ¡Entonces, dime por que!
Johan: Todo a su tiempo. Y ahora te propongo un brindis (alza la botellita). ¿Por que  
             brindaremos, Hans?
Hans: No lo se.
Johan: Yo te lo diré. Por la amistad, por la lealtad, y por fin por todo lo que se sostiene, por…     (viene el tren, cierra el libro y sube al vagón mas cercano, yo lo sigo pegado, vuelve a abrir el libro pero en otra pagina, así que quedo medio perdido de cómo seguía)…
Hans: Ella…, ella  se sentía muy sola. Creo…, llene parte de su vació. El destino 
         jugo cartas así, Johan.
Johan: No es que reniegue del destino, pero tampoco creo en tus dotes de profeta,
           Hans.
Hans: No creo comprender…
Johan: Tú siempre la deseaste. Nunca toleraste mi relación con ella. Te has
            aprovechado de mi ausencia, matándome en vida.
Hans: Johan, no me tortures más. Eso no tiene ningún sentido.
Johan: Siempre fuiste un cobarde...
Aquí el caballero cerró el libro en forma violenta, varias personas lo miraron de repente,  se dio vueltas, me miro y me dijo:
-          Que miras boludo ¡!!!
-          Nnnnnnnada, perdón….
Varias personas pasaron a mirarme a mí y como alguna otra vez, descendí del, tren pensando en la última frase de Johan.

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